Y mientras el cielo se hizo infierno, rojo de ira ante la sencillez de la carne, Danijella lo miró, e impasible le guiñó un ojo destructor de toda su grandeza. Así acabó con toda duda.
1 comentario:
Anónimo
dijo...
Hola Fran! gracias para la foto, lo sabes que me gusta mucho la puesta del sol. Este momente magico cuando (le dices tu) las dudas desaparecen en el infierno. Sola la armonia de las colores se queda.
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Hola Fran!
gracias para la foto, lo sabes que me gusta mucho la puesta del sol.
Este momente magico cuando (le dices tu) las dudas desaparecen en el infierno. Sola la armonia de las colores se queda.
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